Uno de los términos relacionados a la salud más populares, escuchados en los últimos tiempos es; “Síndrome de fatiga crónica”, como su nombre lo indica hace referencia a una forma de cansancio pronunciado, que la medicina rotula con el nombre de; “Encefalomielitis miálgica”, una condición extremadamente debilitante que suele mal interpretarse por representar un síndrome o conjunto de factores que determinan sus síntomas.
Esta patología se basa en una sensación de cansancio profundo al que se suma el dolor muscular y articular, llegando a afectar niveles psíquicos como la memoria y la concentración, pero además en el tiempo conlleva a un deterioro de la función cardiovascular, trastornos intestinales y disfunción sensorial, puntualizando una marcada sensibilidad o intolerancia al
ruido que tiende a ser desequilibrante a nivel emocional.
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Este síndrome o conjunto de síntomas afectan a la persona tan severamente que tiende a incurrir al aislamiento social, particularmente cuando su sintomatología no cesa con el descanso y se extiende a tiempos prolongados. Esta patología por años fue mal reconocida por la medicina y lo que es peor por el entorno de la persona, situaciones que pronunciaban sus síntomas.
La fatiga crónica suele afectar no solo a los adultos mayores sino que estadísticamente alcanza cada vez más al grupo poblacional de adultos jóvenes con edades que oscilan entre los 20 y 40 años, siendo más frecuente entre las mujeres. Su tratamiento puede ser complejo debido a sus causas multifactoriales, ya que no existen medicamentos específicos para su tratamiento, por ello no existe una cura.
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Lo más común es tratar las patologías surgentes por separado, tratando así de mantener la salud general, combinando por lo tanto distintas terapias que abarquen el espectro psicofísico.
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